EDITORIAL CABO DE HORNOS
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Conocidos son los míticos relatos de aventurados navegantes de todas las regiones del mundo que arriesgaban sus vidas en la zona más austral de nuestro país, conduciendo embarcaciones a vela a merced de vientos huracanados por las aguas indómitas del Cabo de Hornos. A pesar de que hoy la tecnología permite cubrir con precisión y seguridad esas vastas distancias desde el espacio, a través de las miras telescópicas de vigías satelitales, el coraje de aquellos sujetos que se han expuesto a esa colosal adversidad continúa siendo motivo de admiración.
Parecido es el caso de algunos artistas visuales que optan por la aventura y experiencia del lenguaje en sus producciones, focalizando la atención en el cómo se enuncia lo que hacen y procurando que el contenido actúe en complicidad con la forma, lo que deriva en que la apariencia de las obras cobra una relevancia que es vital, pues en ella el autor se juega la vida, ya que concentra la voluntad en los procedimientos y los materiales. Esta es una manera de poner en valor la sentencia de Paul Valéry, quien de manera breve y contundente señala: “La palabra ARTE primeramente significó manera de hacer, y nada más. Esta acepción ilimitada ha dejado de usarse”.
El proyecto Cabo de Hornos reúne por largo tiempo a un grupo de artistas exploradores, que insisten en el ejercicio de sacarle lustre a la apariencia para que muestre y transmita su naturaleza profunda que no dice, porque no habla: su don no es el verbo, es la forma, el modo como revela la superficie.
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El cultivo, enseñanza, ejercicio y exhibición permanente de las artes en general y de las artes visuales en particular son prácticas que asociadas han demostrado que colaboran de manera importante en el desarrollo de las sociedades: aseguran una mejor calidad de vida, que se expresa en la identidad, pertenencia, reflexión, imaginario, crítica, utopía, conciencia, creatividad, lucidez, asombro, convicción, arrojo, espiritualidad, independencia, por mencionar algunos de los beneficios. Cabo de Hornos es un proyecto país de largo aliento que postula a hacer un aporte en este sentido, el que a través de la emblemática Galería Posada del Corregidor, ubicada en la Comuna de Santiago, pondrá en escena una treintena de exposiciones de variados artistas visuales, quienes interactuarán con público general, con alumnos y profesores de colegios municipales, como asimismo con estudiantes de artes visuales, de teoría e historia del arte y de pedagogía de artes visuales de distintas universidades.
La Subdirección de Cultura de la Ilustre Municipalidad de Santiago y el Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, se han unido para concretar esta iniciativa de extensión hacia la sociedad y de interacción entre organismos de educación superior vinculados con la formación artística. A estas dos instituciones se adhieren como patrocinantes el Departamento de Arte de la Universidad Alberto Hurtado, la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica y Taller Bloc, es decir que se trata de cinco entidades de cultivo y formación disciplinar que unidas, y en conjunto con los artistas expositores, harán sus aportes académicos y extensionales que se espera constituyan una colaboración potente y real para la conciencia y crecimiento del país.
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Los artistas que participan en el proyecto Cabo de Hornos exhibirán sus obras en duplas pero de manera individual: uno expondrá en el primer piso de la Galería Posada del Corregidor y otro en el segundo piso de la misma casona. De este modo se mostrarán entre tres a cuatro muestras de parejas por año durante más de cuatro años. Los artistas comprometidos son los siguientes (se mencionan por duplas y por el orden en el que expondrán): 1) Antonia Daiber e Ignacio Gumucio; 2) Camila Moya y Juan Céspedes; 3) Catalina Donoso y Cristián Salineros; 4) Adolfo Martínez y Rodrigo Canala; 5) Alejandro Leonhard y Enrique Matthey; 6) Livia Marín y Tomás Fernández; 7) Diego Lorenzini y Cristián Silva; 8) Mónica Bengoa y Pablo Ferrer; 9) Pablo Rivera y Andrés Bortnik; 10) Magdalena Atria e Ivo Vidal; 11) Francisca Sánchez y Gerardo Pulido; 12) Natalia Babarovic y Sebastián Preece; 13) Milena Gröpper y Claudio Correa; 14) Rodrigo Galecio y Christian Yovane; 15) Francisca Montes y Tomás Rivas.